La maravilla de la modernidad nos permite sacarle el máximo provecho a cada minuto de nuestro tiempo. Los teléfonos inteligentes, tablets, laptops y otros aparatos hacen posible contestar llamadas sin manos mientras manejamos, ver nuestros mensajes mientras esperamos que inicie la reunión, enviar un mensaje por whatsapp mientras esperamos el ascensor o contestar un correo de nuestro jefe durante el receso de clases.
No hay razón tecnológica para no trabajar cada segundo de nuestro día y, en principio, la lógica nos dice que esto debería hacernos mucho más eficientes. Sin embargo, si bien es obvio que nuestros aparatos nos ayudan a ser más productivos en varios aspectos, no es tan obvio las maneras en que nos restan efectividad.
Si volteamos a ver nuestros aparatos cada vez que tenemos un pequeño paréntesis de tiempo “muerto” o aburrimiento haciendo que nuestro cerebro siga procesando nueva información permanentemente, lo que estamos haciendo es interferir con nuestros procesos mentales naturales anulando esos indispensables minutos de “divagación”.
DIVAGAR facilita la creatividad, la planificación, la solución de problemas, la capacidad de posponer deseos inmediatos por futuras recompensas entre otros elementos fundamentales para trabajar eficientemente en el corto, mediano y largo plazo.
Una investigación publicada en el “Journal of Psychological Science” muestra que durante momentos de divagación mental es donde incubamos ideas creativas, resolvemos problemas, enfrentamos retos, asimilamos nuestros aprendizajes, planificamos el futuro, etc.
Es decir, cuando nuestra mente divaga, inconscientemente seguimos dándole vuelta a los temas que nos interesan o preocupan. Luego, cuando volvemos a pensar conscientemente en estos temas, le encontramos nuevos ángulos, vemos nuevas alternativas de solución, estamos más decididos en nuestros planes o encontramos la causa de los problemas. Estos pensamientos que “aparentemente” brotan de manera espontánea, son en realidad el resultado de nuestros procesos mentales profundos e inconscientes, pero tan efectivos o aún más que los procesos mentales que normalmente se llevan a cabo de manera consciente en el trabajo.
Por lo tanto, para ser efectivos, nuestra mente necesita la oportunidad de divagar como lo hacíamos años atrás cuando no había celulares, cuando se tomaban las pausas para fumar un cigarrillo o cuando esperábamos en una sala de estar sin nada en la mente.
Siendo consciente de esto, a partir de hoy puedes buscar tus pausas para divagar de la manera que sea más adecuada para tu vida. Algunas ideas que te recomendamos son tomar unos minutos para mirar por la ventana de tu oficina los autos y las personas que caminan, cerrar tus ojos y escuchar los sonidos a tu alrededor, caminar despacio y respirando profundamente cuando vas por tu café o al baño, tomar aire fresco sin pensar en nada o tomar la pausa del cigarrillo pero sin cigarrillo.
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Autora: IRIS REYNA SANCHEZ AIZCORBE. Psicóloga Especialista en Efectividad Personal y Directora Ejecutiva en 3C Consultores en Cultura Corporativa.
Efectivamente cuando estoy relajado y disperso divago sobre posibles soluciones para tomar decisiones en diversas acciones o actividades y puedo potencializar las alternativas y se vuelve uno mas creativo.