Cada día cientos de miles de gerentes se sienten amenazados por la aparición de competidores con nuevas formas de satisfacer a sus clientes que podrían desaparecerlos de un solo plumazo.
¿Cómo está afectando UBER a las tradicionales empresas de taxi, Kinde a las librerías, Spotify a las disqueras? ¿Qué nos depara el impacto de la conectividad, el surgimiento de la inteligencia artificial, la nanotecnología, la impresión 3D, los drones, nuevos materiales como el grafeno, entre otras nuevas tecnologías?
La velocidad del cambio, forzado por el desarrollo de las tecnologías emergentes, pueden ocurrir en cualquier lugar, en cualquier industria y en cualquier momento.
Por lo tanto, no es difícil comprender el por qué cada día más empresas están apostando por desarrollar una cultura de innovación en sus organizaciones.
Una cultura de innovación va más allá de contar con un área de Investigación y Desarrollo, un Gerente de Nuevos Proyectos o un Equipo de Innovación. Cuando hablamos de cultura, nos referimos a que todos los miembros de la organización tienen incorporado el chip mental de la innovación.
Para lograr la mencionada cultura de la innovación, sugerimos evaluar en qué medida se han sentado las bases necesarias considerando los siguientes cuatro factores que pasamos a explicar:
Factor 1: Prioridad
Evalúa si las decisiones que toman los líderes de la organización, tanto en el día a día como al definir el plan estratégico y asignar los recursos, están alineados con una cultura innovadora.
Por ejemplo, revisar si la innovación es uno de los valores organizacionales, si los proyectos de innovación están incluidos en el plan estratégico, si se les ha asignado un presupuesto realista, si se invierte en entrenar a la gente, si se asignan tiempos, espacios, equipos y personas suficientes, entre otros.
Factor 2: Personas
Evalúa si la organización hace un esfuerzo real en desarrollar el ambiente adecuado para que la gente se sienta empoderada a dar sus ideas, retar pre-conceptos, discrepar con el estatus quo y participar activamente en proyectos de innovación y mejora continua.
Asimismo, evalúa en qué medida los líderes en todos los niveles de la organización modelan con el ejemplo y estimulan la generación de nuevas ideas, escuchan y reconocen diversos puntos de vista, facilitan la participación de miembros de su equipo en proyectos innovadores.
Procesos:
Evalúa si la organización cuenta con diversos canales para generar ideas y convertirlas en nuevos o mejorados productos y servicios. Implica la capacidad de capturar masivamente ideas (insumos) y pasarlas por la maquinaria del análisis, priorización, desarrollo y posterior implementación.
Asimismo, implica involucrar a los colaboradores en el proceso, reconocer los esfuerzos, comunicar los logros y premiar el esfuerzo para renovar el compromiso.
Productos:
Finalmente, el propósito de lograr una cultura de innovación debe redituar económicamente, por lo que es fundamental evaluar los resultados que va teniendo la implementación de nuevos o mejorados productos y servicios en la última línea de los estados financieros, satisfacción del cliente, crecimiento de la empresa, etc., tanto a corto como largo plazo.
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