Luego del partido Perú-Francia pensaba que acabábamos de ver a un equipo valorizado en 59 millones de euros jugar contra uno valorizado en 1,410 millones de euros*. ¡casi 24 veces más! Francia ha estado en 14 mundiales de fútbol y ha sido campeón en el mundial de Francia 1998.

Sin embargo, al igual que sucede en las empresas, todos los ojos están puestos en los resultados, desde los accionistas pasando por el gerente general hasta los supervisores, todos están enfocados en los objetivos de producción, el volumen de ventas o en la última línea del estado de ganancias y pérdidas. La pregunta es ¿quién está enfocado en el proceso para llegar a ese resultado? Y más aún ¿quién está enfocado en las personas que realizan dicho proceso?

El equipo peruano está demostrando una transformación muy positiva en su mentalidad y forma de juego de la mano del entrenador Gareca, quien ha sabido encontrar los elementos necesarios para lograr este cambio en la selección.

Pero seamos realistas, Gareca comenzó con este cambio tres años atrás ¡Tres años! Mientras Francia es un equipo que se ha mantenido en la elite de futbol por muchas décadas.

Lo que está logrando Gareca no es mágico, es fruto del esfuerzo conjunto desplegado día a día, de atender las necesidades emocionales y humanas de cada jugador, de aplicar la estrategia y técnicas adecuadas, de inculcar disciplina y trabajo en equipo, del entrenamiento riguroso y constante.

El resultado de este esfuerzo se empieza a ver. Hemos visto a un equipo articulado, con estrategia y táctica, con físico para correr la cancha mil veces, con espíritu de lucha hasta el último segundo.

No solamente llegamos al mundial, también ganamos en los partidos amistosos y jugamos de tú a tú con Francia y Dinamarca. Es más, dominamos buena parte del segundo tiempo con Francia.

Pero en la empresa, ¿cuántos Garecas tenemos? ¿Quién escucha, entrena y se preocupa por ese operario que taladra en un socavón, por esa cajera que debe cobrar miles de productos con cero errores, por ese camillero que traslada a los enfermos, por ese chofer que lleva mercadería o por ese albañil que tarrajea la pared del décimo piso de un edificio?

O podríamos preguntarnos ¿Cuántos recursos se asignan para mejora continua, innovación, y otras técnicas para lograr procesos eficientes y alineados a la estrategia? ¿Qué tanta importancia se le da al liderazgo, clima laboral y a otras necesidades humanas de los empleados?

El gol es el resultado. Llegar al mundial es el resultado. Avanzar en las clasificaciones es el resultado. Es cierto, faltó el gol del empate, pero ese resultado lo vamos a conseguir, sin lugar a dudas, siguiendo en el camino que ya iniciamos.

Y en la empresa, ¿qué debemos hacer para lograr ese gol que hará la diferencia?

Fuentes: *Diario “Marca” de España. As.com

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