La cultura tóxica es un problema que se presenta en muchas organizaciones. Se caracteriza por tener un ambiente laboral negativo que suele afectar seriamente el desempeño, bienestar y calidad de vida de los empleados.
Una cultura tóxica se desarrolla cuando se promueven o se toleran prácticas poco saludables, como el acoso, la discriminación, la intimidación, el favoritismo y la falta de transparencia.
Estos comportamientos pueden ser causados por líderes tóxicos, tanto como, por líderes ineficientes incapaces de poner reglas claras y límites sanos. En cualquier caso, los efectos de una cultura tóxica no solo son perjudiciales para los empleados sino también, en última instancia, para la organización en sí.
En una cultura tóxica, los empleados a menudo se sienten inseguros, estresados y desmotivados. Las normas poco saludables pueden generar un ambiente de trabajo lleno de competencia y rivalidad, lo que hace que los empleados se sientan amenazados por sus colegas.
Por ejemplo, la falta de diversidad puede hacer sentir marginados y discriminados a esos pocos “diferentes” y promover la intimidación racial o de otro tipo. Los empleados “diferentes” que se sienten marginados pueden ser menos propensos a participar activamente en la organización y pueden tener una menor motivación para trabajar en equipo o colaborar con sus compañeros.
Otro ejemplo muy común de las culturas tóxicas es el favoritismo. En este tipo de culturas se obtienen recursos, se toleran comportamientos poco éticos y se deciden premios y ascensos por amistad. Esto es perjudicial para los empleados que no reciben el mismo trato causando una sensación de injusticia y gran desmotivación.
Los empleados que se sienten discriminados o ignorados suelen tener altos niveles de estrés y ansiedad, una menor motivación y un rendimiento laboral por debajo de lo esperado, afectando negativamente la productividad y la eficiencia de la organización.
Una cultura tóxica puede generar falta de transparencia y comunicación, lo que lleva a la desconfianza y un menor compromiso que repercute en los resultados de empresa.
Los típicos síntomas de una cultura tóxica incluyen:
- Reducción de la productividad y eficiencia
- Aumento del absentismo y la rotación de personal
- Aumento de errores y fallas
- Robos y actos deshonestos
- Baja innovación y creatividad
Para que una empresa sea sostenible en el mediano y largo plazo, requiere una gestión cultural que empiece con el ejemplo a la cabeza y decante hacia la toda la organización a través de sus mandos medios (muchas veces los más olvidados).
Asimismo, se requiere tener reglas claras, trato justo, dirección eficiente y una excelente estrategia y gestión de personas que logren el compromiso y alto desempeño de cada uno de los colaboradores.
Finalmente, queda claro que las actitudes y comportamientos de los gerentes tienen un gran impacto en la cultura de la empresa. Una cultura tóxica puede surgir cuando los gerentes no son transparentes, tienen una comunicación inadecuada, muestran favoritismo, no brindan apoyo o reconocimiento, son incoherentes en sus decisiones o practican el micromanagement.
Los gerentes deben trabajar para crear una cultura positiva y saludable en la empresa, brindando apoyo, retroalimentación y reconocimiento a sus empleados, y siendo coherentes y transparentes en sus acciones y decisiones.
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