De acuerdo con una investigación realizada en la Universidad de California, se calculó que una persona puede ser interrumpida hasta ocho veces por hora y estas interrupciones duran 5 minutos en promedio.

En otras palabras, más del 50% de tus horas de trabajo puedes pasarlas en distracciones que, como sabemos, son actividades que no agregan valor a lo que quieres lograr.

Cada interrupción implica sacar tu mente de lo que estás haciendo para atender algo diferente y luego volver a concentrarte en la tarea anterior. En este proceso cíclico, consumes mucho tiempo y energía, y terminas estresándote más para lograr menos.

El trabajo colaborativo es muy importante y efectivo, pero muchas veces confundimos colaboración con continua interrupción. El buen trabajo colaborativo es: “vamos a una sala de reuniones donde pensemos en equipo y trabajemos juntos discutiendo e intercambiando ideas”. Este trabajo tiene un inicio y un fin.

Sin embargo, cuando tienes que hacer algo en lo que requieres concentración, debes poder realizarlo en tu escritorio, sin que nadie ni nada te interrumpa.

Por ejemplo, en países como Inglaterra, es muy raro que alguien te hable mientras estás trabajando en una oficina, y si lo hacen, es para decirte: “vamos a una oficina para conversar sobre tal tema”. Es decir, hay mucho respeto al silencio y la privacidad de la persona que está concentrada haciendo su trabajo.

En el Perú, por el contrario, es muy fácil que la gente interrumpa, ya que al peruano le gusta mucho hablar. Desde que entras a la oficina, te están preguntando “hola ¿cómo estás?”, “¿dónde vas a almorzar?”, “¿qué vas a hacer más tarde?” “oye, te cuento…….”, etc.  Te sacan constantemente de tu concentración.

Cambiar esta situación puede ser difícil ya que estamos hablando de costumbres fuertemente enraizadas en nuestra sociedad. Intentarlo usando formas dictatoriales solo llevaría a empeorar el problema ya que aumentarían las interrupciones “subterráneas”, aquellas que no se ven a simple vista, como el constante uso de whatsapp.

¿Qué hacer al respecto? He visto funcionar con efectividad poner el reto en el propio equipo. Hacerles notar cómo las interrupciones aumentan su estrés y generan que cada uno se esfuerce más para lograr menos e invitarlos a pensar colaborativamente para marcar nuevas reglas de juego.

He sido testigo de cambios radicales en la cultura de trabajo logrados de un día para otro cuando se ha empoderado al propio equipo para solucionar el problema o alcanzar el reto.  En particular la gente joven se compromete mucho más con sus propias reglas que con aquellas impuestas por la empresa.

Visita la entrevista que dio Iris al Diario Gestión (ver entrevista)

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