Si trabajas en una startup ya te debes haber dado cuenta de lo retador y complejo que puede llegar a ser, en especial si vienes del sector tradicional.

Una startup es, por definición, un emprendimiento novedoso proyectado a crecer exponencialmente en los proximos años y a afectar la vida de gran cantidad de personas asentándose en tecnología digital.

Es una organización que vive de la experimentación, tal cual el método científico: hipótesis, validación, aprendizaje, nueva hipótesis, validación…. Y así sucesivamente. Nada está escrito en piedra. Todo está en continua evolución y puede dar un giro de 180 grados en cualquier momento.

En la mentalidad experimental, cada falla es información valiosísima para re-enrumbar. El reto es fallar lo antes posible y aprender lo máximo posible de los fracasos.

Las personas que tienen éxito en una startup se caracterizan por ser muy apasionadas, aman los retos, tienen gran iniciativa y creatividad, se comunican muy bien, están altamente empoderadas y no conciben una organización que no sea plana.

¿Qué tipo de cultura será la que atraiga y retenga a este perfil de personas?

Una cultura ágil, dinámica, flexible, cercana, informal, recursiva y resiliente.

¿Cómo lograr esta cultura?

Naturalmente, cualquier startup tiene este tipo de cultura, por lo tanto, tu gran reto estará en mantenerla durante el crecimiento exponencial.

Para ello, será clave cambiar tu chip mental de empresa tradicional a otro que te permita:

  • Contratar a las personas correctas para un puesto que puede cambiar en cualquier momento.
  • Asegurar una excelente retroalimentación y reconocimiento cuando no hay objetivos claros ni estables.
  • Desarrollar una relación cercana aunque trabajen virtualmente desde diversos países.
  • Permitir que ensayen nuevas ideas, nuevas soluciones y nuevos productos pero siempre dentro de un marco de valores.
  • Fomentar el empoderamiento, autonomía, toma de riesgos y reto a la autoridad pero con “criterio”.
  • Buscar gran flexibilidad y adaptabilidad pero con “límites”.
  • Promover una gran autonomía pero “en línea” con el propósito.

Nunca la frase “Caminante no hay camino, se hace camino al andar” tuvo más sentido.

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